Idealistas

Abril 24th, 2006

Si analizamos la distribución de horas que disponemos al día para nuestras diferentes tareas, el orden de la gran mayoría de nosotros sería bastante similar. En cabeza encontraríamos, disputándose el liderazgo, las horas de sueño y el trabajo. No se con certeza cual estaría a la cabeza.
Lo que si tengo más o menos claro es que la mayoría de nosotros decidimos si queremos (o no) dormir solos o acompañados, y, en ese caso, de quien. En cambio no sucede lo mismo con el trabajo. En contadas ocasiones elegimos con quien trabajamos. Los más afortunados “trabajamos de lo que queremos”, pero el entramado de relaciones que se generan entre los compañeros, habitualmente accidentales, responde a una serie de normas y comportamientos, filias y fobias, que distan mucho de nuestro modo de relacionarnos con el resto del mundo.
La hora del café, el desorden de encima de la mesa, los informes mal rellenados, el “pase de marrones”, el viernes por la tarde, el pitillo en la terraza, esto no me toca a mi, ¿alguien tiene un sacapuntas?, la impresora esta atascada… Pero sobre todo el necesario espacio vital que cada uno necesitamos para sentirnos cómodos, seguros entre toda esa gente que nos rodea y que no hemos elegido.